Longevidad en ascenso: ¿Por qué los 70 son la nueva etapa dorada de la vida?

El envejecimiento ya no es lo que era. Si antes llegar a los 70 años solía asociarse a un declive inevitable, hoy la ciencia confirma que las personas no solo viven más, sino que lo hacen con mejor salud física, mental y emocional. Dos estudios recientes —uno enfocado en la población británica y otro en la china— revelan que las capacidades cognitivas, motoras y psicológicas de quienes hoy superan los 60 o 70 años son notablemente superiores a las de generaciones anteriores. ¿Estamos frente a un cambio histórico en la forma de entender la vejez?

Longevidad en ascenso

Los números no mienten: más años, más vitalidad

El primero de estos trabajos, publicado en Nature Aging y basado en datos del English Longitudinal Study of Aging (ELSA), comparó el desempeño de distintas generaciones de adultos mayores en el Reino Unido. Los resultados son contundentes: una persona de 68 años nacida en 1950 tiene capacidades similares a las de alguien de 62 años nacido en 1940. Esta tendencia se repite en décadas anteriores, con mejoras sostenidas en cada generación. Según John Beard, autor principal del estudio, «los avances son tan significativos que podríamos decir que, para muchos, los 70 son los nuevos 60».

¿A qué se debe este fenómeno? Los investigadores apuntan a factores como el acceso a mejores sistemas de salud, la prevención de enfermedades cardiovasculares y la reducción de hábitos nocivos como el tabaquismo. Pero hay un detalle clave: el estudio no se limitó a medir la ausencia de enfermedades, sino que evaluó habilidades concretas —desde la memoria hasta la movilidad—, lo que ofrece una visión integral del envejecimiento real.

China: avances con matices

El segundo estudio, liderado por Litao Zhao de la Universidad Nacional de Singapur y publicado en Healthcare Science, analizó datos de la población china. Allí, los adultos de 60 años muestran una salud marcadamente mejor que sus pares de hace veinte años, con menos casos de enfermedades crónicas como accidentes cerebrovasculares o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Sin embargo, el panorama se vuelve más complejo al superar los 70: aunque disminuyeron ciertas dolencias físicas, aumentaron los diagnósticos de demencia y Alzheimer.

Zhao destaca que, pese a estos desafíos, la mayoría de los adultos mayores chinos disfrutan hoy de una calidad de vida impensada en el siglo XX. «La longevidad no se trata solo de añadir años a la vida, sino de añadir vida a los años», reflexiona.

¿Un futuro menos optimista?

Ambos estudios coinciden en una advertencia crucial: los progresos actuales no garantizan que esta tendencia continúe. Beard señala que factores como la obesidad, las desigualdades socioeconómicas y el sedentarismo podrían frenar —o incluso revertir— las mejoras observadas. «Los grupos más ricos han sido los mayores beneficiados hasta ahora. Si no democratizamos el acceso a la salud preventiva, corremos el riesgo de crear una brecha generacional y social», advierte.

En China, por ejemplo, el rápido envejecimiento de la población (en 2021, el 14% superaba los 65 años) plantea desafíos adicionales. Zhao subraya la necesidad de políticas públicas que prioricen no solo la atención médica, sino también la inclusión social y el apoyo a las familias que cuidan a adultos mayores con demencia.

La receta del envejecimiento saludable

Aunque cada país tiene sus particularidades, los investigadores identifican patrones comunes detrás de esta «revolución de la longevidad»:

  1. Acceso a medicina preventiva: Detección temprana de enfermedades y vacunación.
  2. Educación en hábitos saludables: Reducción del tabaquismo y promoción de dietas equilibradas.
  3. Avances tecnológicos: Tratamientos más efectivos para enfermedades crónicas.
  4. Entornos sociales activos: Mayor participación comunitaria y laboral de los adultos mayores.

Beard insiste en que estos logros son fruto de decisiones colectivas: «La forma en que envejecemos hoy es resultado de inversiones en salud pública hechas hace décadas. Lo que hagamos ahora definirá el futuro de las próximas generaciones».

La otra cara de la moneda: demencia y desigualdad

Si bien la mayoría de los indicadores son alentadores, el aumento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer —especialmente en mayores de 70 años— preocupa a los expertos. En China, por caso, estas patologías ya son una de las principales causas de discapacidad en adultos mayores. Los investigadores piden no subestimar este problema: «La demencia no solo afecta al individuo, sino que genera una carga económica y emocional para familias enteras», explica Zhao.

Por otro lado, la desigualdad en el acceso a la salud sigue siendo un obstáculo. Mientras en países como el Reino Unido los avances han sido más homogéneos, en naciones con sistemas fragmentados o poblaciones rurales marginadas, los beneficios del envejecimiento saludable se concentran en minorías privilegiadas.

Mirando hacia adelante

Los estudios dejan una pregunta sobre la mesa: ¿podremos sostener esta mejora en la calidad de vida de los adultos mayores frente a desafíos como el cambio climático, las crisis económicas o el aislamiento social? Para Beard, la respuesta dependerá de cómo prioricemos la salud pública y la equidad. «Envejecer mejor no es un lujo, es un derecho. Y garantizarlo requiere acción política, no solo individual», concluye.
Interrogante final:
Si hoy los 70 son los nuevos 60, ¿qué necesitamos como sociedad para que esta nueva longevidad no sea un privilegio, sino una realidad al alcance de todos?

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